Inicie el año 2008 viajando a California, había conseguido llevar un curso de ingles intensivo de tres meses en la universidad Mills College, en Oakland. Mi horario era de lunes a viernes de 5 de la tarde a 9 de la noche, durante esos meses vivía en la casa de mi padre, a una hora de la universidad, en Hayward, junto a mi abuela y algunos tíos.
Casi todos los días llovía regular y yo lo disfrutaba, solía caminar desde el campus de idiomas hasta el estacionamiento y luego subía al auto y me iba a casa, al comienzo mi papá era quien me recogía, si lo sé es vergonzoso, pero es natural cuando eres nuevo y no sabes que avenida tomar. Una noche cuando llegue a casa, encontré a toda la familia reunida, mi tía emocionada se me acerco con una toalla limpia para que me secara el cabello y dijo "nos vamos este fin de semana a Disney".
¡Disney! mi sueño hecho realidad. Conocería ese enorme parque de fantasía y lo mejor, conocería al pato Donald, mi favorito de Disney. El sábado a muy tempranas horas, mi abuela me despertó muy tiernamente y rápidamente me bañe y me vestí, ya me esperaban en la camioneta.
Todo era más hermoso en vivo, era más de lo que me había imaginado, me sentí nuevamente un niño, no me avergüenza reconocerlo. mis primos menores fueron a buscar al ratón Mickey, mientras que yo decidí ir a buscar a Donald, su casa del pato estaba repleto de gente, entre niños y adultos, y era imposible entrar, una señora que trabajaba de limpieza y era latina (imagino que sería centroamericana, por el dejo), me explico que Donald demoraría en salir, pero al final, siempre sale, y como no quería hacer "roche" al ingresar por la fuerza, empujando a los niños y recibiendo pifias de los padres, decidí esperarlo, como sea tenía que tomarme fotos con el bendito pato. Espere y espere...
- ¡Hey! ¡Koko! - esa voz la conocía y no era la de un familiar, era una voz que no escuchaba desde años, mire hacia la derecha y allí estaba el, era D.A. sonriendo con timidez
En el desfile clásico de Disney pude conocer al pato Donald, y a toda su mancha, luego vinieron los fuegos artificiales y la batalla entre “el bien y el mal” con sus estruendosas explosiones que sentía que todo era verdad y para terminar el día, una fuerte lluvia cayó e hizo que nos fuéramos al hotel. Lamentablemente no conseguí la ansiada foto junto a mi pato favorito.
Fue jueves, cuando regrese a la casa luego de estudiar y con frio, que mi tío me dijo que había llamado un tal D.A. y había dejado un número para que le devolviera la llamada. Inmediatamente me cambie de ropa y lo llame, quedamos en encontrarnos al día siguiente a la salida de mis clases, el me iría a recoger. Mi padre esa noche, me volvió a preguntar acerca de D.A. y de donde lo conocía, le explique que era un viejo amigo, y al parecer, quedo satisfecho con la respuesta.
Ese viernes, mi primo W. me hizo el favor de llevarme a clases. Por la noche caía una fuerte lluvia y no había llevado el paraguas, desde el campus de idiomas hasta la entrada principal era retirado, trate de correr para evitar llegar a la "cita" tarde y encima, empapado. D.A. estaba esperando dentro del auto, lo ubique ya que hizo un rápido cambio de luces y abrió la puerta del copiloto para que subiera. Al verme mojado, rio burlonamente y me dio una pequeña toalla para que me seque.
Mientras me secaba, D.A. acelero y nos fuimos a un lugar que le llaman “La Marina”, parecido a los parques de Miraflores que están al borde del acantilado (obviamente que mejores y más grandes), esta zona estaba cerca a lo que parecía ser una pequeña laguna. Nos quedamos dentro del auto.
- temía acercarme a ti el otro día - dijo en un tono de voz suave y seco a la vez
- ¿y eso? ¿Porque?
- pensé que nunca querrías volver a saber de mi
- ¿tengo motivos? - pregunte sin querer
- si... si los tienes.
Conocí a D.A. en una exposición de arte en la galería "El Ojo Ajeno", fuimos presentados por una amiga en común, nos caímos bien desde el principio y al poco tiempo ya éramos amigos. D.A. siempre fue un chico sensible y fácil de lastimar, estuve a su lado cuando descubrió que su pareja de ese entonces, un tipo de lo mas estúpido, lo engañaba con un amigo cercano a D.A. Recuerdo que el entro en una fuerte depresión, trate de ayudarle, lloramos juntos y reímos al darnos cuenta que no valía la pena llorar por personas que no se lo merecían. D.A. me volvió “adicto” al Starbucks, poco a poco fui ilusionándome con él, trate por todos los medios de convertir mis sentimientos nuevos en los viejos, trate de borrarlos, pero era ya imposible.
Creía que D.A. era perfecto para mí y llegue a ilusionarme a que algo podía pasar entre nosotros. Con él me di unas grandes juergas y me divertía con su test "cosmos gay", me puso de chapa "koko escarchado". Yo había cambiado un poco, pensé tontamente que lo mejor era alejarme de él, que D.A. nunca me vería de la forma que yo quería que me viera y me dolía estar cerca de él, D.A. me preguntaba qué era lo que me pasaba, le decía que tenía un secreto, y me respondía "anda dímelo, sabes que me gustan los secretos... además, no me importa tu pasado, lo único que me importa es tu presente y tu futuro conmigo". En una de nuestras salidas, invadido por un sentimiento que pensé que sería mejor demostrarlo antes de que me ahogara, le dije muy tímidamente que lo quería, que no me imaginaba vivir sin él. D.A. me respondió que no quería enamorarse otra vez, al menos no por el momento, le pregunte si se podría enamorar de mí en un futuro cercano, me respondió que no lo sabía. Estaba más que claro, nunca se fijaría en mí. Fui tonto al creer que al decirle ese "secreto" D.A. se me echaría a los brazos y me besaría.
Los días siguientes continuaron sin novedad, ya no solía ver a D.A. tan seguido como antes, pero siempre lo encontraba conectado al MSN, y aprovechaba en conversar. Un sábado me llamo para salir a la discoteca, acepte, tenía ganas de bailar y de pasar un buen rato con él, además, me había comentado que tenía una sorpresa para mí, me emocione aun mas. En la disco conocí a un chico que me invito a ir a un lugar más "intimo", antes de irme, me acerque a D.A., el sonriendo paso su brazo sobre mi cuello y me dijo "tengo algo que decirte" a lo que le respondí "yo también", y empezamos el juego de "tu primero... no, tu primero", termine siendo el primero en hablar "¿ves el chico de allá?... me iré con el esta noche". D.A. dejo de abrazarme y solo atino a sonreír, no me percate de su sonrisa falsa, D.A. dijo que me cuidara. Salí de la disco y me fui con el chico nuevo, en el camino me acorde que D.A. tenía una sorpresa para mí y no le di tiempo para esa sorpresa, lo llame, pero no respondió el celular. Cuando el chico nuevo de la disco me invito ir a un hostal, le dije que no, que no me sentía bien, y era cierto, vomite en una calle oscura y desierta de gente, el chico nuevo se fue sin despedirse, era lo mejor.
D.A. había "desaparecido", nunca lo hallaba en el MSN, y cuando lo llamaba no me respondía y cuando lo hacía era cortante, sabía que algo andaba mal y tenía que saber el motivo, pero D.A. no me daba el chance de averiguar. D.A. cumplía ya 27 años, era el momento ideal para ir a buscarlo, sabía que siempre lo encontraría en su departamento a cierta hora y no tendría excusas para no quererme hablar, me sentía idiota, no sabía el porqué D.A. había desaparecido de mi vida sin decirme algo, tal vez, pensé en ese momento, que a D.A. no le parecía bien que haya preferido irme de la disco con un extraño antes que con él, nunca lo había hecho, y se habría molestado conmigo por eso. Cuando llegue a su departamento, me recibió algo extrañado, le di el regalo que llevaba en manos, trato de ser cordial y "agradecido", estaba vestido como para ir a una fiesta, le pregunte si se iba a una reunión, me dijo que sí, unos amigos lo habían invitado y que lo perdonara pero ya estaba por salir.
Poco a poco fui perdiendo contacto con él, no sabía nada de él, decidí no llamarlo, al fin y al cabo, nunca me respondía las llamadas, supuse que me había eliminado de su MSN, me atreví mandarle un mail deseándole una feliz navidad, y no me respondió. Algunos meses después, me entere por amigos en común que D.A. se iba de viaje a Francia, iba a empezar a trabajar por allá en lo que el había estudiado, traducción. Quería saber que había hecho mal antes de que se fuera, fui a buscarlo.
El estaba por subir al auto junto a sus padres, me acerque y el se sorprendió al verme allí, con una sonrisa por cumplir me llevo a un lado de la calle.
- es verdad que te vas de viaje... ¿porque no me lo contaste? pensé que éramos amigos.
- he estado ocupado, disculpa. Pero me alegra que estés aquí...
- no mientas D.A. algo debió pasar para que decidieras de un momento a otro alejarte de mi
- no tengo tiempo ahora para...
- ¿qué ha pasado para que cambiaras tu actitud conmigo?
- ahora no tengo tiempo, voy contra la hora y tengo que llegar al aeropuerto ya, te prometo que apenas llegue a Francia y me instale buscare la forma de mandarte un mail y te contare todo ¿sí?
- ¿debo confiar en ti?
- ... cuídate koko. Chau.
D.A. se despidió con esa sonrisa que siempre me había encantado pero que esa noche, me daban ganas de borrársela. Espere por ese correo y nunca llego.
Era una noche fría y húmeda, podía ver algunos rayos atravesando el cielo negro y deshaciendo esa perfecta oscuridad. Mire a D.A., el me miraba, estaba tan serio como yo, durante meses, casi dos años me había preguntado, hasta entonces...
- ¿qué fue lo que hice mal? - al fin se lo preguntaba frente a frente, sabía que ahora si tendría la respuesta, que no esperaría por un correo, no estaba dispuesto a esperar.
- los dos hicimos cosas malas, los dos nos engañamos, los dos jugamos...
- ¿a qué te refieres?
- tú nunca me quisiste de verdad, solo estabas confundido o que se yo.
- no entiendo... ¿puedes explicarte?
- ¿recuerdas cuando te invite esa última vez a la disco? dije que tenía una sorpresa para ti, pero nunca me diste chance para darte esa sorpresa ¿lo recuerdas?
- si claro, y me lamente harto no saberlo, hasta ahora. ¿Cuál era esa sorpresa?
- el tiempo que me había alejado de ti, en ese entonces, me di cuenta que eras más importante de lo que yo pensé, te extrañe y descubrí que me había enamorado otra vez, y eras tú a quien quería a mi lado, fue por eso que te propuse ir a la disco, y esa noche tenía planeado decírtelo… y tenía planeado también llevarte a mi departamento para hacerte el amor - hizo una pausa - cuando te acercaste feliz y te abrace, me dijiste que tenias algo que decirme, pensé que me dirías que me habías extrañado o algo por el estilo, pero no fue eso, me comentaste que te ibas a la cama con un extraño, ibas a putear, me di cuenta que no era cierto lo que me habías dicho semanas antes.
- ¿cómo iba a saber que me ibas a decir que sentías lo mismo que yo sentía por ti en ese entonces?
- nunca me diste la oportunidad de decírtelo.
- nunca diste muestras de ese sentimiento, todo lo contrario, me hiciste creer que no te importaba, uno no se aleja de un amigo así porque sí, yo te conté ese gran secreto que tenia, y pensé que te habías alejado por eso, porque no querías nada conmigo.
- me aleje de ti porque yo quería a alguien que sea solo mío, no quería compartirte con nadie
- no paso nada entre ese tipo y yo. Cuando salí con el de la disco, vomite, y le di asco y se fue dejándome solo en aquella calle, te llame varias veces, pero no me respondiste.
- ¿de verdad?
- no tengo porque mentirte.
Aquella noche húmeda, decorada con los rayos que atravesaban el inmenso cielo oscuro, y con el frio que nos envolvía y que se convertía en el protagonista de aquella “cita”, hablamos de todo aquello que no pudimos hablar tiempo atrás, al fin no existían excusas para no responder a nuestras preguntas, sentí que todo aquello que tenía guardado por años, había quedado libre, tratamos de recuperar el tiempo, y la noche nos quedo corta.
D.A. me dejo en casa, antes de bajar del auto, le agradecí por haberse acercado a mí el otro día en Disney y le confesé que me sentía más tranquilo de que al fin las cosas habían quedado claras entre nosotros. D.A. me volvió a pedir disculpas por todos los malos ratos que pase por su culpa. Le dije que ya todo estaba olvidado. Pero aun me quedaba una pregunta por hacerle.
“y si pensabas que era un ‘puto’ ¿Por qué te me acercaste el otro día?”, D.A. soltó una risa y me respondió que al verme de pie, esperando ver a un muñeco, sintió que no podía ser el “puto” que él había creído que yo era en el pasado.
Baje del auto y me prometió que estaríamos en contacto más seguido, le respondí que el sabia mi correo. Hace un año que no lo he vuelto a ver en persona, pero mantenemos contacto por MSN y por correo.