lunes, 25 de mayo de 2009

DOS COLORES: BLANCO Y NEGRO (*)

"Nuestra primera intención
Era hacerlo en colores:
Una acuarela que hablara
De nuestros amores"
Jorge Drexler




Siempre había visto a Gio como una amiga en quien confiar, nos conocimos hace mucho tiempo y siempre he compartido grandes cosas con ella, Gio se convirtió en una gran amiga, siempre dispuesta a escucharme , recuerdo las veces que ella ha llorado por algún tipo que le había jugado chueco, algún desadaptado que se burlo por el simple hecho de ser inocente y, por confiar en cualquier persona que al final le pagaban mal, decía que se odiaba y lloraba, miles de veces – no cientos – le solía decir que ya llegaría la persona indicada para ella, que todo tiene un porqué y un paraqué, que nadie vale demasiado como para que derrame una lagrima, Gio me abrazaba y me decía que me quería, me agradecía por estar a su lado.

Pero nunca me atrevía a decirle que era gay, no sé porque sentía temor de confesarle la verdad, sentía que no era el momento, que ya pasaría más adelante, que el momento llegaría solo y que no tendría el temor de sacar mi verdad, le había contado mi “gran secreto” a algunos amigos (as) y nunca sentí ese temor de decirles quien soy en realidad. Pero con Gio era distinto, nunca encontraba el momento ideal para decirle que era gay, cuando sentía que por fin podía decírselo sin problema aparente alguno, Gio me salía con temas de conversación que me desconectaba de la realidad, o simplemente algo nos interrumpía y esa verdad seguía oculta.

Gio me preguntaba muchas veces sobre mis relaciones sentimentales, siempre sabia como salirme del problema, aunque me solía molestar con que algo extraño pasaba conmigo ya que no conocía ninguna enamorada mía, sonreía y le preguntaba cualquier cosa, la conocía demasiado y aprovechaba eso para cambiar de tema y tocar algún tema de su interés. Pero las cosas estaban por cambiar entre nosotros.

Una semana antes de mi cumpleaños, Gio organizo una reunión en su casa para celebrar su cumpleaños, cumplía veinte años, quede en ir temprano para ayudarla en algunas cosas de la reunión, inclusive fuimos al súper a comprar algunos tragos. Todo parecía perfecto. La gente empezó a llegar a partir de las diez de la noche y la fiesta empezó en realidad pasada la media noche. En esa reunión me reencontré con un viejo amigo que no veía de hace tiempo, pero eso es otro tema.

Gio estaba ya mareada, no podía mantenerse de pie, y para que sus padres no la vieran en ese estado, con la ayuda de su hermana la llevamos a su habitación, la acostamos sobre la cama y me tomo de la mano fuertemente, abrió los ojos y me pido que no me marchara de su lado, su hermana que no confiaba mucho en que me quedara en la habitación de Gio me pidió que me marchara que ella se encargaba de su hermana. La fiesta ya había terminado y me fui.

Fue el martes cuando Gio me llamo para salir a caminar, estaba estresada por unos trabajos que tenía que realizar en la universidad y otras cosas más que la vuelven loca, decidimos ir a caminar por La Punta – Callao. A Gio siempre le gusta ir por allá y a mí también – ¿será porque soy punteño? – caminamos harto por el malecón, recordando cosas de la reunión y tocamos el tema de cómo fue que ella termino su fiesta, nos sentamos en una de las bancas de madera que hay en el malecón y me dijo que ya se acercaba mi cumpleaños y que tenía algo preparado para mi, que me iba a regalar algo muy importante, sonreí y como ella sabe que me emocionan las sorpresas, le pedí que me diera una pista, me dijo que no, que si me la daba dejaría de ser sorpresa. Insistí a que la pista se diera, sabía muy bien que no me quedaría tranquilo, Gio sonrió, me dijo que me daría esa pequeña pista e hizo que le prometiera que no diría ni haría nada, se lo prometí. Estaba más que ansioso por escuchar la descripción de aquel regalo, no podía ni pensar en que seria y conociéndola como la conozco, sabía que Gio trataría de mandarme al desvío y todo para que no descubriera el regalo que me tenía…

Y sentí sus labios junto a los míos, vi su rostro demasiado cerca de lo normal, su respiración tibia y agitada, podía sentir que estaba tan nerviosa como yo, sus ojos los tenia cerrados intente cerrar los míos, pero no pude ¿Qué podía hacer? ¿Rechazarla? fue un beso corto, pero a la vez, sentí que fue largo.

El resto de la tarde me sentí confundido, solo hablamos de algunas cosas que tratamos de que sean graciosas, intente de aclararle las cosas pero me recordó que le prometí no decir nada. Y guarde silencio y deje que la tarde terminara sin decir la verdad.

*[Tenía planeado en realizar una segunda parte de esta entrada, pero por cosas del destino, algunas de mis amistades que suelen frecuentar mi blog se han dado cuenta quien es Gio, y no quiero que ella salga lastimada por mi imprudencia. He decidido no hacer público la continuación y prefiero que esta historia termine aquí. Solo puedo decir que quiero a Gio y no haría nada para lastimarla].

jueves, 14 de mayo de 2009

°|* 20 DE MAYO *|°

"Tómate un tiempo, Suavizate,
Ve a fiestas, No caigas,
No te dejes atrapar, Salte de la casa."
Avril Lavigne


20 de mayo de 1999.

Estaba en mi cama descansando, sabía que cuando amaneciera sería un gran día, como no serlo si era mi cumpleaños, para ese entonces, compartía mi habitación con un primo que había llegado a Lima a estudiar en una universidad privada, había logrado con éxito y sin ningún problema su traslado, como no tenia donde quedarse, mis padres le brindaron la casa, la idea de compartir mi habitación con alguien desconocido no me agradaba para nada, EL era cinco años mayor que yo, con el transcurrir de los meses, EL y yo nos empezamos a llevar muy bien, lo veía como un hermano mayor. Estaba quedándome dormido cuando sentí que EL se había sentado en mi cama y me daba unos golpecitos en el brazo que tenia descubierto, lo mire y estaba sonriéndome y con un tono de voz suave dijo “feliz cumpleaños”, me senté y tenía un pequeño regalo envuelto y me lo entrego, lo abrí apresuradamente y era un lindo pato Donald de peluche, el pico y las patas eran de plástico. Le agradecí y me pregunto si me había gustado el regalo, le dije que sí, me dio un abrazo que duro regular, al quererme separar de EL, juntamos nuestras cabezas y nos besamos. Un beso tímido, corto y torpe a la vez, era mi primer beso, nos separamos al escuchar que abrían la puerta, eran mis padres que entraban a saludarme, para disimular ese momento comprometedor, les enseñe rápidamente el regalo.

17 de marzo de 2002.

Como ya era costumbre, iba al departamento de EL para conversar y pasar un buen rato juntos, durante todo ese tiempo, me dedique a serle fiel, se lo prometí y le jure que no querría a nadie más en mi vida – sentí que “había pecado” cuando me ilusione con Miguel, historia que nunca le conté – se leerá tonto tal vez, pero habíamos hablado de vivir juntos, al ser familia, nadie sospecharía de nosotros, seriamos solo dos primos que decidieron independizarse y al vivir juntos, los gastos serian a medias y así ambos ahorraríamos.

Esa tarde, EL abrió la puerta y lo note extrañado, pensé que se habría olvidado que por la mañana le había mandado un mensaje de texto diciéndole que iría a verlo – EL detestaba que llegara de improviso – lo salude, fue cortante, me dijo que me vaya que no podía atenderme, que tenia visita, quise seguir hablando con él, pero prácticamente me echo del lugar, al notar que estaba nervioso y al no darme una respuesta que me convenciera, decidí ingresar al departamento, allí dentro estaba una chica, muy sonriente me saludo, se llamaba 'Elena', me presente, ella me informo que era la novia de EL. ¿Novia? Esa palabra era algo serio, para saber más de esa relación, le pregunte cuanto tiempo llevaban juntos, me dijo que más de tres años, y como siempre hago cuando no se qué hacer o decir, sonreí y me despedí.

Mi primo trato de explicarme – durante las semanas siguientes – las razones que lo llevo a mentirme, ya lo había escuchado antes:

“Quiero ser un pata normal, no quiero vivir siempre como gay ¡trata de entender! Nada es fácil. No me siento bien estando contigo, creo que todo tiene un final y lo nuestro ya llego a su fin. Se feliz con otros, aunque te recomendaría que te busques a una chica y cambia, es por tu propio bien kOkO”.

20 de mayo de 2002.

Era mi cumpleaños número dieciocho, tenía que celebrarlo, había hecho una reunión en casa y había tomado más de lo necesario, pero recuerdo todo, cada segundo de aquella noche, EL estaba presente y aprovechando que yo había ingresado a mi habitación a cambiarme de polo ya que lo había mojado con cerveza, el entro conmigo, y sonriendo me dio ‘la buena nueva’, había terminado con 'Elena'. Ahora él seria de nuevo para mí. Lo mire fijamente, ya no me parecía realmente bello, era simplemente normal, sentí su mano acariciar mi rostro, me dijo algo como “eres hermoso cuando estas ebrio”, sonreí y vomite encima de su polo blanco.

Ahora está cerca el día 20, estaré cumpliendo veinticinco años, han pasado diez años de aquella primera vez, en la actualidad lo veo, solo conversamos lo necesario, es un simple primo, el pasado es el pasado, pero sentía que era necesario publicarlo.

¡Feliz cumpleaños a mí!

sábado, 9 de mayo de 2009

SI NO TIENES DEFECTOS, ENTONCES GANARÁS MI AMOR

" Todo se perdío. Nada es para siempre.
El tiempo se acabó, no podemos cambiarlo
perdona, no soy perfecto"
Simple Plan



Semanas antes de mi regreso al Perú, mi padre planeo pasar un domingo en el lago Tahoe, rodeado de hermosas montañas cubiertas de nieve, el lugar se encuentra camino a Reno, al centro de San Francisco. La idea de pasar el domingo entre un hermoso lugar me pareció más que genial, mi prima Z. me comento que para entonces, el clima era frio pero que el lago no estaría congelado, ya el hielo se habría derretido, las montañas si estarían cubiertas de nieve, al igual que los arboles que habían en la zona, pero que dudaba mucho que cayera mas nieve, el crudo invierno estaría terminando. Aun así mi entusiasmo seguía intacto, la emoción hizo que me olvidara de mi encuentro – semanas atrás – con D.A.

A muy tempranas horas del domingo, todos en casa ya estábamos levantados y dispuestos a partir hacia las montañas y el lago Tahoe. Ayude a mi abuelita a guardar los emparedados que había preparado para el camino, apenas atravesé la puerta delantera hacia la calle, sentí como el rostro se me congelaba, una fuerte lluvia estaba cayendo, abrí rápidamente el paraguas y me encamine hacia la camioneta.

El camino hacia el lago fue tranquilo, poco a poco fue parando de llover y las zonas urbanas iban quedando atrás, yo iba disfrutando del hermoso paisaje que veía a través del vidrio de la camioneta, veía los arboles cuyas ramas estaban cubiertas de nieve, divisaba pequeñas cabañas separadas varios metros entre ellas, vi también a unos hombres que se dirigían hacia los bosques, mi tío comento que eran cazadores de la zona.

Nos estacionamos a un lado de la carretera, baje y después de ayudar a descender a mi abuelita de la camioneta, me dirigí hacia el lago que estaba cerca. Era hermoso, más de lo que me había imaginado, me sentí tan bien de estar en contacto con aquel lugar, el aire era frio y fresco. Me senté en una enorme roca y me puse a contemplar todo ese maravilloso lugar, lugar que alguna vez soñé conocer. Mi padre se sentó junto a mí en aquella roca enorme, lo notaba algo preocupado, parecía tenso o nervioso, le pregunte si algo le pasaba y me respondió que no era nada, y con una sonrisa trato de hacerme creer que todo andaba bien, no le creí, pensé que tal vez estaba así porque dentro de unos días me estaría regresando al Perú y tardaríamos meses en volvernos a ver.

Conversamos sobre el lugar y luego de unos minutos, percatándose que los demás miembros de la familia estaban lo suficientemente lejos de nosotros, hizo una pregunta en medio de un ligero tartamudeo y sin mirarme.

- ¿hijo… eres gay?

Fije mi mirada hacia unos árboles, tal vez tratando de buscar una respuesta adecuado para aquella pregunta, solo se me ocurrió contestar con una pregunta.

- ¿Por qué lo preguntas?
- Bueno, tengo algunas dudas al respecto…
- ¿Qué dudas?
- En verdad no sé como explicártelo hijo… note cierta reacción tuya cuando saliste la otra vez con tu amigo D.A. te comportaste un poco, demasiado diría yo, emocionado, y cuando los vi en Disney, yo estaba observándote y vi la forma como se abrazaron… no sé, tal vez esté equivocado y no esté acostumbrado a ver esas reacciones, ya sabes que los de mi generación hemos sido criados de otra manera… pero bueno, tengo esa duda.
- ¿y te molestaría si lo fuera?
- Debes de entender que es algo complicado, eres mi único hijo hombre, tengo tantas ilusiones contigo, que si me dices que eres gay, debo de ser sincero, me dolería un montón y me preguntaría ¿Qué fue lo que paso?... pero también…

El bendito silencio reino nuevamente, sentía como me temblaban las manos, buscaba en aquel hermoso lugar una salida, deseaba de corazón decirle a mi padre que era gay, que no sintiera que le he fallado, que no paso nada, que él y mi mama, como padres, no hicieron “nada malo” para que yo naciera así, decirle que ya no quería seguir mintiéndole, que lo amaba demasiado para seguir engañándolo, que entendía que el tenia ilusiones, tal vez soñaba verme casado, con una hermosa mujer y unos nietos, me soñaba viviendo en una casa hermosa y el sintiéndose orgulloso de mí, pero eso, eran sus sueños, no los míos, mis sueños eran distintos.

- No tienes de que preocuparte papá…

Mi padre quiso seguir hablándome pero se acerco a nosotros mi tía, hicimos una conversación y al poco rato decidí caminar por el lugar, mis primos me preguntaron si quería compañía, les agradecí pero no acepte. Me aleje de ellos, y me odiaba.

Me odiaba por mentir, me odiaba por ser cobarde, no podía ser que sea tan tonto y que no este dispuesto a vivir mi vida como yo deseaba, ahora, luego de ese momento, tendría que vivir una vida que no quería, tendría que vivir mintiendo a los que me rodean y fingiendo que era eso lo que yo quería, y todo por complacer a mis padres y vivir sus sueños.

El resto de aquel día lo viví disimulando estar bien, disimulando disfrutar de un emparedado, disimulando una sonrisa… disimulando de la misma forma como disimularía siempre.

Días antes de regresar al Perú, mi padre había hecho una pequeña reunión con la familia, algunos vecinos y amigos que había hecho en el corto tiempo. Yo había tomado algunos tragos, y ya sentía que estaba haciendo efecto, mi padre también estaba igual o más que yo, ya la reunión había terminado y mi padre estaba en el sofá, mientras que yo trataba de limpiar un poco para que mi abuelita no lo tenga que hacer al día siguiente temprano.

- Oye pa’, o sea que si fuese gay ¿te morías?
- ¿ha? ¿Qué dices?
- De lo que hablamos la vez pasada en el lago…
- Así, ya recuerdo… no nada de eso… - bostezó – te hubiera apoyado, como te dije, me dolería pero te apoyaría, eres mi único hijo hombre y te quiero, eres junto a tu hermana lo más importante para mí…

Cuando quise seguir hablando con él, cuando estaba decidido en no seguir mintiéndole, mi padre se había quedado dormido, lo quise despertar y seguir con la plática, pero parecía inconsciente, decidí dejarlo para el día siguiente. Pero no fue así, no se dio la oportunidad, no volví a tener las agallas para tocar el tema. Regrese al Perú, mi madre estaba feliz de volver a verme. Y yo de volver a verla.


martes, 5 de mayo de 2009

¡VAYA! ¡UN PEQUEÑO ERROR!

¿Acaso es este un tesoro duradero?
¿O es solo un placer del momento?
¿Puedo creer en la magia de tus miradas?
¿Me seguirás amando mañana?
Amy Winehouse





Inicie el año 2008 viajando a California, había conseguido llevar un curso de ingles intensivo de tres meses en la universidad Mills College, en Oakland. Mi horario era de lunes a viernes de 5 de la tarde a 9 de la noche, durante esos meses vivía en la casa de mi padre, a una hora de la universidad, en Hayward, junto a mi abuela y algunos tíos.

Casi todos los días llovía regular y yo lo disfrutaba, solía caminar desde el campus de idiomas hasta el estacionamiento y luego subía al auto y me iba a casa, al comienzo mi papá era quien me recogía, si lo sé es vergonzoso, pero es natural cuando eres nuevo y no sabes que avenida tomar. Una noche cuando llegue a casa, encontré a toda la familia reunida, mi tía emocionada se me acerco con una toalla limpia para que me secara el cabello y dijo "nos vamos este fin de semana a Disney".

¡Disney! mi sueño hecho realidad. Conocería ese enorme parque de fantasía y lo mejor, conocería al pato Donald, mi favorito de Disney. El sábado a muy tempranas horas, mi abuela me despertó muy tiernamente y rápidamente me bañe y me vestí, ya me esperaban en la camioneta.


Todo era más hermoso en vivo, era más de lo que me había imaginado, me sentí nuevamente un niño, no me avergüenza reconocerlo. mis primos menores fueron a buscar al ratón Mickey, mientras que yo decidí ir a buscar a Donald, su casa del pato estaba repleto de gente, entre niños y adultos, y era imposible entrar, una señora que trabajaba de limpieza y era latina (imagino que sería centroamericana, por el dejo), me explico que Donald demoraría en salir, pero al final, siempre sale, y como no quería hacer "roche" al ingresar por la fuerza, empujando a los niños y recibiendo pifias de los padres, decidí esperarlo, como sea tenía que tomarme fotos con el bendito pato. Espere y espere...



- ¡Hey! ¡Koko! - esa voz la conocía y no era la de un familiar, era una voz que no escuchaba desde años, mire hacia la derecha y allí estaba el, era D.A. sonriendo con timidez
- ¿D.A.? ¿Eres tú?

Sonrió, tendió su mano y yo lo jale discretamente y lo abrace, me alegraba volver a verlo, tanto tiempo sin ver a la persona con quien compartí muchas cosas divertidas. Había cambiado un poco, lucia más delgado, con la barba un poco crecida y estaba abrigado al máximo, pero aun mantenía esa sonrisa que me contagiaba con tan solo verlo. Me pregunto qué hacía en la casa del "pato” (poniendo énfasis en esa palabra), le conté que estaba esperando que Donald saliera para tomarme una foto con él, D.A. bromeo sobre mi gusto, luego le pregunte que hacía en Disney, que creía que estaba viviendo en Francia, me conto que había llegado a U.S.A con unos amigos franceses y latinos, tenían unas semanas de descanso y decidieron viajar. No nos despegamos por un buen rato, había un tema que necesitaba aclarar con él, pero no era el lugar ni el momento. Fuimos interrumpidos por mi prima, los presente y nuestro encuentro, tan esperado por mí, había llegado a su fin, antes de marchar, me pidió un numero telefónico donde ubicarme.


En el desfile clásico de Disney pude conocer al pato Donald, y a toda su mancha, luego vinieron los fuegos artificiales y la batalla entre “el bien y el mal” con sus estruendosas explosiones que sentía que todo era verdad y para terminar el día, una fuerte lluvia cayó e hizo que nos fuéramos al hotel. Lamentablemente no conseguí la ansiada foto junto a mi pato favorito.



Fue jueves, cuando regrese a la casa luego de estudiar y con frio, que mi tío me dijo que había llamado un tal D.A. y había dejado un número para que le devolviera la llamada. Inmediatamente me cambie de ropa y lo llame, quedamos en encontrarnos al día siguiente a la salida de mis clases, el me iría a recoger. Mi padre esa noche, me volvió a preguntar acerca de D.A. y de donde lo conocía, le explique que era un viejo amigo, y al parecer, quedo satisfecho con la respuesta.

Ese viernes, mi primo W. me hizo el favor de llevarme a clases. Por la noche caía una fuerte lluvia y no había llevado el paraguas, desde el campus de idiomas hasta la entrada principal era retirado, trate de correr para evitar llegar a la "cita" tarde y encima, empapado. D.A. estaba esperando dentro del auto, lo ubique ya que hizo un rápido cambio de luces y abrió la puerta del copiloto para que subiera. Al verme mojado, rio burlonamente y me dio una pequeña toalla para que me seque.

Mientras me secaba, D.A. acelero y nos fuimos a un lugar que le llaman “La Marina”, parecido a los parques de Miraflores que están al borde del acantilado (obviamente que mejores y más grandes), esta zona estaba cerca a lo que parecía ser una pequeña laguna. Nos quedamos dentro del auto.


- temía acercarme a ti el otro día - dijo en un tono de voz suave y seco a la vez
- ¿y eso? ¿Porque?
- pensé que nunca querrías volver a saber de mi
- ¿tengo motivos? - pregunte sin querer
- si... si los tienes.
Conocí a D.A. en una exposición de arte en la galería "El Ojo Ajeno", fuimos presentados por una amiga en común, nos caímos bien desde el principio y al poco tiempo ya éramos amigos. D.A. siempre fue un chico sensible y fácil de lastimar, estuve a su lado cuando descubrió que su pareja de ese entonces, un tipo de lo mas estúpido, lo engañaba con un amigo cercano a D.A. Recuerdo que el entro en una fuerte depresión, trate de ayudarle, lloramos juntos y reímos al darnos cuenta que no valía la pena llorar por personas que no se lo merecían. D.A. me volvió “adicto” al Starbucks, poco a poco fui ilusionándome con él, trate por todos los medios de convertir mis sentimientos nuevos en los viejos, trate de borrarlos, pero era ya imposible.

Creía que D.A. era perfecto para mí y llegue a ilusionarme a que algo podía pasar entre nosotros. Con él me di unas grandes juergas y me divertía con su test "cosmos gay", me puso de chapa "koko escarchado". Yo había cambiado un poco, pensé tontamente que lo mejor era alejarme de él, que D.A. nunca me vería de la forma que yo quería que me viera y me dolía estar cerca de él, D.A. me preguntaba qué era lo que me pasaba, le decía que tenía un secreto, y me respondía "anda dímelo, sabes que me gustan los secretos... además, no me importa tu pasado, lo único que me importa es tu presente y tu futuro conmigo". En una de nuestras salidas, invadido por un sentimiento que pensé que sería mejor demostrarlo antes de que me ahogara, le dije muy tímidamente que lo quería, que no me imaginaba vivir sin él. D.A. me respondió que no quería enamorarse otra vez, al menos no por el momento, le pregunte si se podría enamorar de mí en un futuro cercano, me respondió que no lo sabía. Estaba más que claro, nunca se fijaría en mí. Fui tonto al creer que al decirle ese "secreto" D.A. se me echaría a los brazos y me besaría.

Los días siguientes continuaron sin novedad, ya no solía ver a D.A. tan seguido como antes, pero siempre lo encontraba conectado al MSN, y aprovechaba en conversar. Un sábado me llamo para salir a la discoteca, acepte, tenía ganas de bailar y de pasar un buen rato con él, además, me había comentado que tenía una sorpresa para mí, me emocione aun mas. En la disco conocí a un chico que me invito a ir a un lugar más "intimo", antes de irme, me acerque a D.A., el sonriendo paso su brazo sobre mi cuello y me dijo "tengo algo que decirte" a lo que le respondí "yo también", y empezamos el juego de "tu primero... no, tu primero", termine siendo el primero en hablar "¿ves el chico de allá?... me iré con el esta noche". D.A. dejo de abrazarme y solo atino a sonreír, no me percate de su sonrisa falsa, D.A. dijo que me cuidara. Salí de la disco y me fui con el chico nuevo, en el camino me acorde que D.A. tenía una sorpresa para mí y no le di tiempo para esa sorpresa, lo llame, pero no respondió el celular. Cuando el chico nuevo de la disco me invito ir a un hostal, le dije que no, que no me sentía bien, y era cierto, vomite en una calle oscura y desierta de gente, el chico nuevo se fue sin despedirse, era lo mejor.

D.A. había "desaparecido", nunca lo hallaba en el MSN, y cuando lo llamaba no me respondía y cuando lo hacía era cortante, sabía que algo andaba mal y tenía que saber el motivo, pero D.A. no me daba el chance de averiguar. D.A. cumplía ya 27 años, era el momento ideal para ir a buscarlo, sabía que siempre lo encontraría en su departamento a cierta hora y no tendría excusas para no quererme hablar, me sentía idiota, no sabía el porqué D.A. había desaparecido de mi vida sin decirme algo, tal vez, pensé en ese momento, que a D.A. no le parecía bien que haya preferido irme de la disco con un extraño antes que con él, nunca lo había hecho, y se habría molestado conmigo por eso. Cuando llegue a su departamento, me recibió algo extrañado, le di el regalo que llevaba en manos, trato de ser cordial y "agradecido", estaba vestido como para ir a una fiesta, le pregunte si se iba a una reunión, me dijo que sí, unos amigos lo habían invitado y que lo perdonara pero ya estaba por salir.

Poco a poco fui perdiendo contacto con él, no sabía nada de él, decidí no llamarlo, al fin y al cabo, nunca me respondía las llamadas, supuse que me había eliminado de su MSN, me atreví mandarle un mail deseándole una feliz navidad, y no me respondió. Algunos meses después, me entere por amigos en común que D.A. se iba de viaje a Francia, iba a empezar a trabajar por allá en lo que el había estudiado, traducción. Quería saber que había hecho mal antes de que se fuera, fui a buscarlo.

El estaba por subir al auto junto a sus padres, me acerque y el se sorprendió al verme allí, con una sonrisa por cumplir me llevo a un lado de la calle.

- es verdad que te vas de viaje... ¿porque no me lo contaste? pensé que éramos amigos.
- he estado ocupado, disculpa. Pero me alegra que estés aquí...
- no mientas D.A. algo debió pasar para que decidieras de un momento a otro alejarte de mi
- no tengo tiempo ahora para...
- ¿qué ha pasado para que cambiaras tu actitud conmigo?
- ahora no tengo tiempo, voy contra la hora y tengo que llegar al aeropuerto ya, te prometo que apenas llegue a Francia y me instale buscare la forma de mandarte un mail y te contare todo ¿sí?
- ¿debo confiar en ti?
- ... cuídate koko. Chau.

D.A. se despidió con esa sonrisa que siempre me había encantado pero que esa noche, me daban ganas de borrársela. Espere por ese correo y nunca llego.

Era una noche fría y húmeda, podía ver algunos rayos atravesando el cielo negro y deshaciendo esa perfecta oscuridad. Mire a D.A., el me miraba, estaba tan serio como yo, durante meses, casi dos años me había preguntado, hasta entonces...

- ¿qué fue lo que hice mal? - al fin se lo preguntaba frente a frente, sabía que ahora si tendría la respuesta, que no esperaría por un correo, no estaba dispuesto a esperar.
- los dos hicimos cosas malas, los dos nos engañamos, los dos jugamos...
- ¿a qué te refieres?
- tú nunca me quisiste de verdad, solo estabas confundido o que se yo.
- no entiendo... ¿puedes explicarte?
- ¿recuerdas cuando te invite esa última vez a la disco? dije que tenía una sorpresa para ti, pero nunca me diste chance para darte esa sorpresa ¿lo recuerdas?
- si claro, y me lamente harto no saberlo, hasta ahora. ¿Cuál era esa sorpresa?
- el tiempo que me había alejado de ti, en ese entonces, me di cuenta que eras más importante de lo que yo pensé, te extrañe y descubrí que me había enamorado otra vez, y eras tú a quien quería a mi lado, fue por eso que te propuse ir a la disco, y esa noche tenía planeado decírtelo… y tenía planeado también llevarte a mi departamento para hacerte el amor - hizo una pausa - cuando te acercaste feliz y te abrace, me dijiste que tenias algo que decirme, pensé que me dirías que me habías extrañado o algo por el estilo, pero no fue eso, me comentaste que te ibas a la cama con un extraño, ibas a putear, me di cuenta que no era cierto lo que me habías dicho semanas antes.
- ¿cómo iba a saber que me ibas a decir que sentías lo mismo que yo sentía por ti en ese entonces?
- nunca me diste la oportunidad de decírtelo.
- nunca diste muestras de ese sentimiento, todo lo contrario, me hiciste creer que no te importaba, uno no se aleja de un amigo así porque sí, yo te conté ese gran secreto que tenia, y pensé que te habías alejado por eso, porque no querías nada conmigo.
- me aleje de ti porque yo quería a alguien que sea solo mío, no quería compartirte con nadie
- no paso nada entre ese tipo y yo. Cuando salí con el de la disco, vomite, y le di asco y se fue dejándome solo en aquella calle, te llame varias veces, pero no me respondiste.
- ¿de verdad?
- no tengo porque mentirte.

Aquella noche húmeda, decorada con los rayos que atravesaban el inmenso cielo oscuro, y con el frio que nos envolvía y que se convertía en el protagonista de aquella “cita”, hablamos de todo aquello que no pudimos hablar tiempo atrás, al fin no existían excusas para no responder a nuestras preguntas, sentí que todo aquello que tenía guardado por años, había quedado libre, tratamos de recuperar el tiempo, y la noche nos quedo corta.

D.A. me dejo en casa, antes de bajar del auto, le agradecí por haberse acercado a mí el otro día en Disney y le confesé que me sentía más tranquilo de que al fin las cosas habían quedado claras entre nosotros. D.A. me volvió a pedir disculpas por todos los malos ratos que pase por su culpa. Le dije que ya todo estaba olvidado. Pero aun me quedaba una pregunta por hacerle.

“y si pensabas que era un ‘puto’ ¿Por qué te me acercaste el otro día?”, D.A. soltó una risa y me respondió que al verme de pie, esperando ver a un muñeco, sintió que no podía ser el “puto” que él había creído que yo era en el pasado.

Baje del auto y me prometió que estaríamos en contacto más seguido, le respondí que el sabia mi correo. Hace un año que no lo he vuelto a ver en persona, pero mantenemos contacto por MSN y por correo.