lunes, 25 de mayo de 2009

DOS COLORES: BLANCO Y NEGRO (*)

"Nuestra primera intención
Era hacerlo en colores:
Una acuarela que hablara
De nuestros amores"
Jorge Drexler




Siempre había visto a Gio como una amiga en quien confiar, nos conocimos hace mucho tiempo y siempre he compartido grandes cosas con ella, Gio se convirtió en una gran amiga, siempre dispuesta a escucharme , recuerdo las veces que ella ha llorado por algún tipo que le había jugado chueco, algún desadaptado que se burlo por el simple hecho de ser inocente y, por confiar en cualquier persona que al final le pagaban mal, decía que se odiaba y lloraba, miles de veces – no cientos – le solía decir que ya llegaría la persona indicada para ella, que todo tiene un porqué y un paraqué, que nadie vale demasiado como para que derrame una lagrima, Gio me abrazaba y me decía que me quería, me agradecía por estar a su lado.

Pero nunca me atrevía a decirle que era gay, no sé porque sentía temor de confesarle la verdad, sentía que no era el momento, que ya pasaría más adelante, que el momento llegaría solo y que no tendría el temor de sacar mi verdad, le había contado mi “gran secreto” a algunos amigos (as) y nunca sentí ese temor de decirles quien soy en realidad. Pero con Gio era distinto, nunca encontraba el momento ideal para decirle que era gay, cuando sentía que por fin podía decírselo sin problema aparente alguno, Gio me salía con temas de conversación que me desconectaba de la realidad, o simplemente algo nos interrumpía y esa verdad seguía oculta.

Gio me preguntaba muchas veces sobre mis relaciones sentimentales, siempre sabia como salirme del problema, aunque me solía molestar con que algo extraño pasaba conmigo ya que no conocía ninguna enamorada mía, sonreía y le preguntaba cualquier cosa, la conocía demasiado y aprovechaba eso para cambiar de tema y tocar algún tema de su interés. Pero las cosas estaban por cambiar entre nosotros.

Una semana antes de mi cumpleaños, Gio organizo una reunión en su casa para celebrar su cumpleaños, cumplía veinte años, quede en ir temprano para ayudarla en algunas cosas de la reunión, inclusive fuimos al súper a comprar algunos tragos. Todo parecía perfecto. La gente empezó a llegar a partir de las diez de la noche y la fiesta empezó en realidad pasada la media noche. En esa reunión me reencontré con un viejo amigo que no veía de hace tiempo, pero eso es otro tema.

Gio estaba ya mareada, no podía mantenerse de pie, y para que sus padres no la vieran en ese estado, con la ayuda de su hermana la llevamos a su habitación, la acostamos sobre la cama y me tomo de la mano fuertemente, abrió los ojos y me pido que no me marchara de su lado, su hermana que no confiaba mucho en que me quedara en la habitación de Gio me pidió que me marchara que ella se encargaba de su hermana. La fiesta ya había terminado y me fui.

Fue el martes cuando Gio me llamo para salir a caminar, estaba estresada por unos trabajos que tenía que realizar en la universidad y otras cosas más que la vuelven loca, decidimos ir a caminar por La Punta – Callao. A Gio siempre le gusta ir por allá y a mí también – ¿será porque soy punteño? – caminamos harto por el malecón, recordando cosas de la reunión y tocamos el tema de cómo fue que ella termino su fiesta, nos sentamos en una de las bancas de madera que hay en el malecón y me dijo que ya se acercaba mi cumpleaños y que tenía algo preparado para mi, que me iba a regalar algo muy importante, sonreí y como ella sabe que me emocionan las sorpresas, le pedí que me diera una pista, me dijo que no, que si me la daba dejaría de ser sorpresa. Insistí a que la pista se diera, sabía muy bien que no me quedaría tranquilo, Gio sonrió, me dijo que me daría esa pequeña pista e hizo que le prometiera que no diría ni haría nada, se lo prometí. Estaba más que ansioso por escuchar la descripción de aquel regalo, no podía ni pensar en que seria y conociéndola como la conozco, sabía que Gio trataría de mandarme al desvío y todo para que no descubriera el regalo que me tenía…

Y sentí sus labios junto a los míos, vi su rostro demasiado cerca de lo normal, su respiración tibia y agitada, podía sentir que estaba tan nerviosa como yo, sus ojos los tenia cerrados intente cerrar los míos, pero no pude ¿Qué podía hacer? ¿Rechazarla? fue un beso corto, pero a la vez, sentí que fue largo.

El resto de la tarde me sentí confundido, solo hablamos de algunas cosas que tratamos de que sean graciosas, intente de aclararle las cosas pero me recordó que le prometí no decir nada. Y guarde silencio y deje que la tarde terminara sin decir la verdad.

*[Tenía planeado en realizar una segunda parte de esta entrada, pero por cosas del destino, algunas de mis amistades que suelen frecuentar mi blog se han dado cuenta quien es Gio, y no quiero que ella salga lastimada por mi imprudencia. He decidido no hacer público la continuación y prefiero que esta historia termine aquí. Solo puedo decir que quiero a Gio y no haría nada para lastimarla].

4 comentarios:

Anónimo dijo...

En la monocromía se puede dar un tornasol por parte de la luz en la zona blanca. Gio da pasos en cada uno de los siete escalones del arcoiris.

Andres dijo...

interesante descubrir tu lado hetero. pero me doy cuenta recien que tendra continuacion, entonces esperare la segunda parte, y no te pierdas tanto.

Ailyn dijo...

OOOOoooooh....... GIO. no! no lo puedo creer amix!

Andres dijo...

ummmm. ya veo q no habra continuacion en esta historia. pero bueno, como tu dices, ho puedes fregarle la vida a tu amiga. me quedare con las ganas.