[Escrito el domingo 8 de junio de 2008 en mi diario personal]
Te fuiste y era temprano aún, porque siempre hubiese sido pronto para dejar de disfrutar de tu amor, de tus travesuras y de tu compañía. Te fuiste pero dejaste tanto amor en las personas que tuvimos la dicha de vivir contigo estos once años.
No comprendo ni como fue que te fuiste de mi lado, era un día de lo mas normal, al empezar el día, te salude como de costumbre, me meneaste la cola y, como ya no veías, usaste el olfato para acercarte a mi, la mañana transcurrió sin novedad alguna, al medio día, te cargue en mis brazos y bajamos para irnos a la casa de los abuelos, íbamos a pasar la tarde en familia como casi siempre, al llegar, note que no tenias ánimos de caminar, te insistí a que entraras, tal vez debí de percatarme que algo andaba mal contigo, pero como suelo ser tonto, ignore aquella señal. Buscabas agua para tomar, llene tu fuente con agua y bebiste, parecías sediento, minuto después, empezaste a sangrar, me dio pena verte, habías sangrado antes, pero nunca de ese modo, lo malo era que el sangrado no paraba, decidimos llevarte a la veterinaria, todo el camino le pedí a Dios que no permitiera que tuvieras algo malo, que al atardecer te tengamos en casa de nuevo, de rato en rato volteaba la vista hacia el asiento trasero, y te veía acostado sobre mi casaca sangrando. ¿Qué era lo que te estaba pasando? Te jure que todo estaría bien, que no sintieras miedo, pero el miedo se había ya apoderado de mí.
Cuando te cargue para entrar a la veterinaria, tiraste la cabecita hacia atrás, pensé lo peor, entramos rápidamente al consultorio de emergencia, te pusieron suero, el doctor te miro y me dijo que te veía muy mal, temía que dijera algo malo, tendido en la camilla, ya habías hecho un charco de sangre, trate de limpiarte, nunca te había gustado estar sucio, me miraste, no se si me veías, pero movías tu cabecita hacia donde yo estaba, tal vez seguías mi respiración y mi susurro, te dije que todo saldría bien, sabia que tenias miedo de estar en la veterinaria y se que si hubieses tenido fuerzas, hubieras escondido tu cabecita entre mis brazos, como siempre lo hacías cuando llegábamos a tu chequeo, así no veías al doctor y – supongo yo – evitarías que el doctor te viera.
El doctor me dijo que ya nada podían hacer por ti, que ni una transfusión de sangre haría que te mejoraras, me dijo que estabas sufriendo, y que lo mejor para ti era la eutanasia. El mundo se paralizo para mi, ¿Cómo decidir algo tan doloroso? te acaricie y te pedí que me perdonaras, que no pensaras que lo hacia para librarme de ti, que te quería y que me dolía en el alma decidir, meneaste solo un segundo la colita, te abrace, no quise irme de tu lado, decidí quedarme a tu lado para estar contigo hasta el final, poco a poco te fueron poniendo la inyección, no se cuantas veces te pedí perdón y, creo que siempre te lo seguiré pidiendo. Me senté y vi tu cuerpo tendido, sin vida ya, me era imposible creer que ya estabas muerto, parecías dormido, te toque y sentía tu cuerpo caliente, el doctor me dejo solo contigo, te dije lo mucho que te amaba y volví a pedirte perdón.
Durante esos pocos minutos donde tu y yo quedamos solos, pasaron por mi mente todos los momentos alegres y tristes que vivimos juntos, como cuando te encontré en la calle aun siendo un bebe, llorabas y me ladrabas, te cargue y te lleve a casa, cuando cumpliste tu primer añito decidimos preparar una torta, cuando viajamos al norte del país, cuando oculto te metíamos a la universidad para recoger a nuestra hermana, cuando solo por el gusto de fastidiarte te decíamos “Dody no va… Dody no va”, tu llorabas y nos seguías a todos lados. Y ahora te tenia tendido sin vida, ese no era el final que yo quería para ti, aunque nunca pensé cual final seria el ideal, nunca lo pensé, sabia que existía ese final, pero nunca me lo había planteado.
Fuiste mi hermano, mi mejor amigo, mi confidente. ¡Gracias a Dios! Por haber puesto en mi vida a un buen amigo, un buen perro, un ser fiel y puro, un buen compañero como TÚ.
Te amo Dody... Siempre te amaré.
3 comentarios:
Muchas veces nuestros mejores amigos no son los que se paran sobre dos pies. Nunca olvides a Dody.
¡que lindo perrito!
lastima que ya no este a tu lado.
pero lo bueno es que lo cuidaste y lo amaste con todo tu corazón.
y creeme que no tiene nada que perdonarte, actuaste pensando en su bien, y el lo sabe.
Nunca podría olvidar a mi Dody (yo lo llamaba con mucho cariño “mi vejete”). Lo amo y lo amare siempre, aun extraño sacarlo al parque, salir con el y conocer gente nueva, extraño su carita y sus ladridos diferentes (para irse ya a la casa cuando me quedaba conversando mucho tiempo en el parque, para comer, para salir de la casa, para que deje de abrazar a mi mamá xq el era celoso y solo quería q mi mamá le de todo su amor solo a el). Siempre estaré agradecido con la vida x darme el placer de tenerlo en mi vida.
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