Es difícil afrontar una perdida tan grande en la vida. Es doloroso y a veces, por mas que uno se quiera hacer el fuerte, llega el momento en que sientes que tu mundo se paraliza y no sabes como actuar, ya no puedes seguir fingiendo y corres a meterte a un lugar donde nadie pueda oírte ni verte, y lloras por esa persona a quien amaste y quien te dio muchas alegrías.
El lunes 21 de este mes, a las 11:20 de la mañana, mi abuelito murió, más de un mes internado, postrado en una cama de hospital, sin moverse ni hablar, era triste y doloroso verlo de esa manera, mi abuelito – o como todos los nietos le decíamos “papito Félix” – siempre ha sido un hombre fuerte, tuvo el coraje de criar junto a mi abuelita siete mujeres, la sudo bien para mantener un hogar, los nietos mayores disfrutamos de verlo bailar y silbar, de levantarse temprano para preparar el desayuno a los nietos cuando nos quedábamos un fin de semana en su casa, él nos hacia los camiones de madera para poder jugar, las hamacas donde nos echábamos a descansar en el patio, nos contaba historias de su pueblo, le gustaba madrugar, a eso de las 4 de la tarde siempre le provocaba comer un pan con aceitunas o queso, en navidad, nos cantaba villancicos, nos contaba sobre sus navidades, fue huérfano a los 7 años, a los 9 dejo su hogar y se fue con su hermano menor de su casa por los malos tratos que les daban la nueva pareja de su padre, y se independizo, dejo el colegio y empezó a trabajar, nos contaba como conquisto a mi abuelita “sentados cerca de la acequia, tu abuelita estaba con la china Irene, yo la miraba y le sonreía, pero tu ‘mamá Josefa’ ni caso me hacia, entonces yo agarraba algunas piedritas y las tiraba al agua, caían cerca a ella y lograba que Josefa me mirara y me sonriera, así empecé a enamorarla”.
Una tarde, hace más de 3 años, un primo en broma le dijo que yo era gay, mi abuelito me miro y con una voz calmada dijo “¿y eso que tiene de malo? Ser gay no es malo… malo seria que fuera fumón o ratero…” sentí que lo amaba más que nunca, pero no me atreví a decirle la verdad. Mi papito Félix le gustaba que se sentaran con él y que le contemos nuestras cosas, lo hacíamos cuando éramos pequeños, cuando fuimos creciendo, las cosas cambiaron, ya no teníamos tiempo de estar con él, hasta sentíamos que era algo aburrido estar yendo casi a diario. Era egoísmo, o tal vez no.
Hace unas semanas, cuando ingrese a la habitación a verlo, tenia los ojos abiertos, él ya no veía, había perdido la visión por completo, le dije que lo amaba, que lo quería y que me perdonara, sus lagrimas cayeron, se las seque y le di un beso “papito… te quiero, y no quiero ocultarte mis cosas… soy gay papito Félix” él me dio un ligero apretón en mi mano derecha y sonrío, me sentí mejor.
El domingo 20 fui a verlo, no se movía, ni nada, le hablaba, sabia que me escuchaba, al menos eso creo, los minutos que me dieron para estar con él fueron cortísimo, le dije que iría a visitarlo al día siguiente, cuando estaba saliendo, sentí la sensación de regresar a su lado y así lo hice, le di un beso en su frente y le dije una vez más que lo quería, y me fui.
Lunes 21; 11:44 de la mañana:
“¿alo?” “kOkO… ¿estas trabajando?” “¿Dónde mas puedo estar tonta?... ¿Qué sucede? ¿Por qué te escucho extraña?” “mi papito Félix” “¿Qué tiene?” “él ha muerto… se nos fue”.
Corte la llamada y me quede en silencio.
En el cementerio, antes de que sea enterrado, me acerque al ataúd y en voz baja, le agradecí: “gracias por haberme dado la madre que tengo, gracias por haber sido el primero en llamarme kOkO aunque mi nombre no sea Jorge, gracias por haberme hecho mis cometas cuando mi padre tenia que viajar por trabajo y yo necesitaba divertirme, gracias por ‘los días feriados’ que tu concretabas cuando llegabas a mi casa y no íbamos a clases para quedarnos juntos, gracias por los camiones de madera, gracias por apoyarme cuando mi mamá no me quería dar permiso para que saliera, gracias por quererme como soy, gracias por ser como eres… gracias”.
Hoy espero que estas letras reflejen el cariño prolongado para toda la vida, y aunque no nos podamos dar un abrazo infinito sé que no es impedimento para decirte que te quiero y que siempre vas a estar conmigo. Palabras que nunca leerás y nunca escucharas.