
Miércoles; acababa de llegar de mi pequeño pero divertido viaje por Trujillo y Otuzco, y traía en un cuaderno algunas cosas que había anotado para no olvidarme de escribir, no solo en mi agenda-diario si no también, en el blog. Llegue temprano a Lima, a eso de las 7 de la mañana, inmediatamente me dirigí a mi casa, me bañe y me puse a escuchar música, tenia sueño, pero no quería irme a dormir.
Recibí un mensaje de texto de mi amiga Sol, preguntándome si ya estaba en Lima, le respondí que si, e inmediatamente le conté sobre mi experiencia divertida en Trujillo, luego me dijo que se vería mas tarde con Macarena que si me animaba a salir con ellas la llamara. Le dije que le pasaba la voz.
Ya en la noche, a eso de las 10 y tanto, recibo la llamada de Macarena, quien me decía que si había visto las noticias, le dije que no, yo no suelo ver noticias, solo las leo, me dijo que había pasado algo malo ¿Qué pasó? Le pregunté, a lo que me respondió “Miguel esta muerto”.
No le creía, era imposible, si yo le había mandado un sms… claro, no me respondió el mensaje “¿a que hora le mandaste el mensaje?” me preguntó Macarena con la voz entrecortada, le dije que al medio día, ella me dijo que Miguel había muerto a eso de las 7 de la mañana.
7 de la mañana, mientras que yo regresaba a Lima, él acababa de morir. Le pregunté que era lo que había pasado, un accidente de transito, un robo a mano armada… ¡¿Qué?!
“Miguel se suicido lanzándose del piso 16 del edificio donde vive” ¡¿suicidio?! ¡¿Miguel hizo que?! No, eso no podía ser cierto. Miguel no es de esos.
¿Qué lleva a una persona al suicidio? ¿Qué pasa por su cabeza?
Miguel era sencillo, había logrado tanto siendo tan joven, jodido como él solo, inteligente, perfeccionista, impulsivo, pero sobre todo… un buen amigo.
No me interesa ahora, hacerle preguntas si lo tuviera frente a mi, no, lo único que me interesaría, es decirle, por ultima vez, que lo quiero.
Descansa en paz amigo, tus motivos habrás tenido para hacerlo, yo solo se, que fuiste muy buena influencia en mi vida. Aun es pronto para asimilar la noticia, le di un fuerte abrazo a tu hermana luego de enterrar tu cuerpo y le dije lo mucho que te quería.
Si solo hubieras dicho algo para ayudarte… pero eso ya no sirve de nada. Ahora ya no estas aquí entre nosotros, espero, de corazón, que estés donde estés, encuentres la paz que buscabas, y ya nos estaremos viendo algún día, para seguir riéndonos de aquellos que alucinaban “leer” lo abstracto, talvez nuestras almas, algún día, caminen juntos por el malecón de La Punta, lugar que te gustó conocer cuando te invite ir aquella tarde de invierno y me dijiste que querías vivir y morir ahí, escuchando el delicioso sonido que hacen las olas al chocar en las rocas. Fácil juntos, algún día, podamos vivir en aquella casa grande, el cual cuando lo viste por vez primera, como un niño grande, sonreíste y me dijiste “esa es la casa que yo quiero Kokito”.
Recuerdo ahora situaciones que pasamos juntos en grupo y sonrío, porque fueron momentos en los cuales éramos sinceros entre nosotros… es entonces cuando pienso que esos momentos nunca mas se repetirán y trato, pero no puedo, evitar que algunas lagrimas caigan.
Te extrañare siempre Miguelin, siempre… gracias por haber sido mi amigo.
*[Miguel no tiene nada que ver con el Miguel que mencioné en una entrada antigua].