Sentado solo en una banca en la plaza principal, observando como se mueve la ciudad a esas horas de la noche, a una cuadra del hotel donde estaba hospedado, hacia algo de frío, por suerte había llevado una chompa, delgada pero al menos me protegía de ese frío aire nocturno, miraba la hora en mi celular, ya eran las 9 y media y Julio que no llegaba, debí de suponerlo, él siempre es impuntual, debí de haberlo amenazado para que llegue puntual (como aquella vez cuando lo amenacé en Lima y él llego antes que yo), pero bueno, esperar un rato no me haría daño. Quienes me conocen saben que no me gusta esperar, pero no quería regresar al hotel temprano, y como compartía la habitación con mi hermana, ella se iba a burlar de que haya sido ‘plantado’, por más que le explique que no me plantaron si no, que no me gusta esperar, ella se burlaría igual.
Diez minutos para las diez de la noche, gente va y gente viene y Julio que no aparece, lo llamo y me contesta diciendo que ya esta en camino, que lo espere. No estaba decidido a esperar mas, que se pudra, pensé hacerle lo mismo cuando él llegue a Lima y me llame para salir. Cuando estaba decidiendo pararme de esa banca que había soportado mis “cuatro letras” por más de veinte minutos (yo si suelo ser puntual), una moto se detiene frente a mi, de ella baja un chico, alto, delgado, cabello rizado corto, simpático, con una sonrisa en sus labios, vestía con una camisa blanca con líneas oscuras manga corta y una chalina negra, se me acerca y me pregunta si tengo hora, le respondo que no (aunque no tenia pinta de ‘choro’ no me podía confiar), entonces él, sin dejar de sonreír, se sienta en la misma banca donde estaba yo, y me dice que no, que él si tiene hora solo que me hizo la pregunta para empezar una conversación.
- ¿Qué haces a estas horas y solo? – me pregunta
- Esperando a un amigo… además no es tarde, aun es temprano – le respondí aun con algo de duda y temor - ¿y tu?
- Salí a dar una vuelta, estaba aburrido en casa, es sábado y quiero divertirme, pasarla bien… tu sabes.
- No, no se…
- Ok… ¿a que hora viene tu amigo?
- Ya debe estar por llegar.
- ¿y a donde irán?
- No lo se, ya veremos.
- ¿eres gay verdad?
- ¿ah?
- Yo también lo soy.
- No entiendo ¿Cómo dices que soy gay? ¿me veo loca o que?
- Jajajajaja… el radar. Además, la forma como dijiste “esperando a un amigo”, me sonó bien gay. un hetero por lo general responde “esperando a un pata o a un ‘broder’” o algo así.
- Ok.
- ¿es tu pareja?
- No, solo mi amigo
- ¿me puedo acoplar a ustedes? ¡fácil y la pasamos muy bien los tres juntos!
- No lo creo…
- Aya… de verdad, me llamo Rodrigo ¿y tú?
- kOkO
- Encantado kOkO.

Luego de unos minutos, mi celular vibraba pero no me atrevía a sacar mi celular, Rodrigo me comenta que quiere un cigarrillo, me pide que le cuide su moto mientras él se va a comprar, le comento que no me parece buena idea, que lo ideal seria que se lleve su moto, él acepta y se va, saco el celular y veo que es un mensaje, es de Julio, diciéndome que no me vaya que ya esta cerca, lo llamo:
- ¿Dónde diablos estás?
- Ya estoy llegando Kokito, perdóname…
- No jodas Julio, hay un pata que me ha hecho el habla y no me da buena espina
- ¿Por qué?
- No te lo puedo decir, pero llega ¡YA!
- Cuidado que vaya a ser un ‘puto trujigay’, de esos que abundan por la plaza.
- Si no llegas en 2 minutos… ¡escucha bien! 2 minutos me largo y no me vuelves a ver en tu vida ¿entendiste?
- Ya estoy llegando… ¿en que parte exactamente estas?
Le digo en que banca del parque estoy sentado y llega Rodrigo en su moto, se estaciona y vuelve a sentarse junto a mí.
- Al parecer, tu amigo te dejo plantado
- No, me llamó, dice que ya esta cerca
- oye kOkO, sin ánimos de molestar ni ofender, pero… tengo unas ganas de estar con alguien.
- … ¿y?
- No se, no te animarías a acompañarme aquí no mas, cerca, hay un telo, podríamos pasarla bien.
- No gracias, paso.
- ¿Por qué?... hay varios que me pagarían por estar conmigo pero contigo lo haría gratis.
- ¿cobras por sexo?
- ¡no es un delito!
- No lo es, pero tampoco es algo como para sentirse orgulloso, ok, no soy cucufato, pero bueno…
- ¿Qué dices? ¿vamos?
- Ya te dije que no, estoy esperando a mi amigo que no debe tardar
- Hace más de media hora que estamos conversando y tu amigo que no aparece
- ¡Kokito! – Julio por fin había llegado.
Me levanté, Julio y yo nos dimos un fuerte abrazo, Rodrigo se levantó y se despide de mi, sube a su moto y arranca, desapareciendo entre los autos.
- Pensé que ya no te encontraría y que habías decidido ir a divertirte con él
- ¡Eres un idiota! Me haces esperar más de media hora y me sales con tonterías
- Pienso recompensarte Kokito
- ¿Así? ¿Cómo?
- ¡Haciéndote pasar la mejor noche trujillana que hayas pasado en tu vida!
- Si piensas que me acostare contigo te equivocas, estoy comprometido y… estoy enojado contigo.
Julio me abrazó y caminamos un par de cuadras así, abrazados y conversando hasta llegar al “lugar prometido”.
Continuara…