NUNCA HUBO MALDAD.

“Me dijiste que tenias 20 años y ahora resulta que tienes 17 años”, me sentía engañado, él me miró y sonrojado me pidió que le disculpara. Respiré hondo y arreglándome el cabello (como siempre lo suelo hacer cuando me pongo nervioso o de mal humor) le dije que ya no importaba, que habíamos salido a conversar y a conocernos y que para eso la amistad no conoce de edades.

“Yo quisiera que fuéramos a un lugar más tranquilo… más intimo, me entiendes ¿verdad?” al terminar de leer el sms que me acababa de llegar de él, reí. Llevábamos unos meses de conocernos en persona y habíamos salido unas pocas veces. Me dijeron que debería de ser sincero y así fue. Le dije que sólo había amistad y que no podría pasar nada porque él era menor de edad y yo tenía (en ese entonces) 25 años.

“No me gustan los chicos menores, eres lindo no lo niego pero no me veo con alguien menor que yo”, él dijo que no debí haberle dado alas, NUNCA le había dado alas, solamente me comporté como un amigo, quienes salen a conversar, al cine, a comer algo, a pasear, eso hacen los amigos, nunca le dije nada. Pero ahora me daba cuenta que él pensó algo distinto.

“No quiero verte nunca más” y se marchó sin permitirme aclarar las cosas. Se perdió entre la gente, no iba a correr detrás de él o gritar su nombre para que me hiciera caso, él era un niño y se estaba comportando como tal, ya habrá oportunidad de hablar con él. Pensé.

“Mensaje enviado” fue lo que leí las 2 veces que le envié los sms y no obtuve respuesta, no iba a llamarlo, yo nunca hice nada para que se comportara de esa manera tan infantil. Tiré mi celular a un lado de mi cama y cerré los ojos. No iba a pensar en él ni en nada.

…

“¡Carajo!”

…

Un día como hoy, hace un año que no sé de él. Me eliminó de su MSN, de su facebook, imagino que andará bien. No negaré que sí me gustaría saber de él pero él lo quizo así y no uedo hacer nada, al menos no quiero hacer nada.